miércoles, 29 de junio de 2016

Reflexión: Todos tenemos días malos

Os traigo una pequeña reflexión, algo que he comprendido a lo largo de mi crecimiento y desarrollo emocional y que me ayuda a llevar mejor los malos momentos en mi vida.


Los seres humanos nos movemos entre extremos, en continuo contraste, el blanco y el negro, el día y la noche, la felicidad y la tristeza, la vida y la muerte, el bien y el mal. Tenemos que tener en cuenta que la existencia de uno de los dos sin el otro es imposible, ya que si no existiese el día malo, no tendríamos nada con lo que compararlo y pasaría a dejar de tener sentido, igual que sin la muerte la vida no tendría ningún valor. Decimos que algo es bueno porque lo comparamos con algo que no lo es o no lo es tanto. Entendido ésto, vamos al asunto que iba a tratar...

Días negros, días de mierda

Todos nos hemos levantado en alguna ocasión sin ganas de absolutamente nada. Son días grises, en los que todo te molesta, saltas al mínimo roce y contestas de mala manera incluso a la gente que te importa. 


Días de pesimismo, en los que te replanteas todo y a veces incluso piensas en mandarlo todo a la mierda, días en los que no sabes si ves el vaso "medio lleno" o "medio vacío" porque te importa una mierda el vaso y su contenido.

Nos sacamos fallos a nosotros mismos y a los demás, lo que antes eran pequeñas pegas se convierten en complejos y no nos gusta la imagen que nos devuelve el espejo.

Y lo peor es que si bien muchas ocasiones hay un motivo detrás, en muchas otras no, puede que hayas dormido y descansado bien, te hayas alimentado correctamente, que te vayan bien las cosas en general y no te haya ocurrido nada malo, pero acabas teniendo un mal día, un día de mierda.

Pero como todo, los días malos también terminan.


Días buenos, días de sol

En el punto opuesto, hay días que también sin motivo aparente, nos levantamos con ganas de comernos el mundo, llenos de energía y dispuestos a luchar contra todos los imprevistos. Días en los que miras en los que miras por la ventana y tienes ganas de gritar: - ¡Hoy es mi día y nadie me lo va a joder! :D

Días en los que te levantas con una sonrisa en la cara y una sensación de buen rollo en el cuerpo, que vemos el vaso y nos da igual su contenido, porque valoramos el hecho de tener el vaso. 

Días en los que parece que todo nos sale bien y lo que no nos sale bien, al menos lo vemos detro de su contexto y con su importancia real, no lo exageramos y entendemos que no somos perfectos y que nuestros fallos nos hacen humanos.

Y no lo olvides, los días buenos también terminan, ¡aprovéchalos al máximo!


Conclusión 

Si por cualquier motivo tenemos un mal día o una mala etapa tenemos que pensar que es algo completamente normal y que es algo que antes o después acabará. Es común que nosotros mismos empeoremos la situación al dejarnos llevar por el pesimismo, y nos hundamos más en el pozo, no podemos caer en esta dinámica de autodestrucción, tenemos que luchar contra ese sentimiento negativo y hacer lo que podamos por no perder los papeles hasta que haya pasado el mal trago. 

Huye del sentimiento negativo, deja de escuchar esa música que te deprime y que solo empeora la situación, tomate tu tiempo para asimilar el mal trago y no te presiones, sal de casa o quédate en ella, pero solo si realmente crees que puede ayudarte. Nunca deberíamos tomar decisiones relevantes para nuestra vida en este estado, es mejor esperar a tener la mente fría y poder pensar con claridad.

Y lo mismo podemos aplicarnos con los días buenos, si te despiertas y ves que tienes la suerte de tener un buen día aprovéchalo al máximo porque como los días malos, los buenos también se terminan.

Tampoco deberíamos tomar decisiones demasiado relevantes para nuestra vida dejándonos llevar por el optimismo y el buen rollo dejando de lado nuestro carácter crítico y realista, porque hay situaciones en las que nos puede salir el tiro por la culata.

Para finalizar me gustaría daros un consejo... 
¡Vamos a por todas ESPARTANOS! :D





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