El veranito ya esta aquí y hoy voy a
utilizar una metáfora para explicaros como afrontar el objetivo de perder grasa, aunque este mismo ejemplo se podría utilizar para conseguir otros objetivos. Resumiendo,
creo que hay dos formas de hacer las cosas y cada forma tiene sus ventajas, sus inconvenientes y
sus consecuencias.
Vamos con la metáfora. Voy a
comparar nuestro objetivo, perder grasa, con el proceso de construir un
edificio. Podemos construirlo de dos formas:
Lenta:
Colocamos los pilares y vamos
poniendo los ladrillos uno a uno, asegurándonos de que están bien colocados
antes de poner el siguiente. Este proceso es muy lento, hemos tardado un año en
construir el edificio, pero nos ahorraremos tener que reparar los desperfectos
después, pues aguantará firmemente el paso del tiempo. Además tenemos un
edificio equilibrado y bonito.
Rápida:
Ponemos los ladrillos lo más
rápido que podemos, por lo que probablemente habrá algún ladrillo torcido o mal
colocado. Acabamos el edificio en un mes, pero tenemos que pasarnos los 11
meses restantes arreglando desperfectos, grietas en la fachada y es posible
hasta que nuestro edificio se desplome y tengamos que empezar de nuevo.
¿Y en que se parece esto a perder
grasa? Muy fácil, perder grasa de forma efectiva es un proceso lento, y más si
no queremos dejarnos todo el músculo en el camino.
Podemos perder grasa poco a poco,
haciendo las cosas bien y de forma saludable, bajando las kcal de forma
progresiva y someternos a una presión excesiva. Tendremos la posibilidad de
equivocarnos y fallar en el proceso porque tendremos tiempo para corregir el
error. Cuando hayamos acabado el efecto rebote será mucho menor que si habríamos
bajado ese peso en menos tiempo. La piel habrá tenido tiempo de adaptarse y no
habrá flacidez.
Podemos perder peso en poco
tiempo, restringiendo alimentos y bajando las calorías de forma agresiva, además de
otros métodos muy cuestionables desde el punto de vista de la salud. Perderemos
músculo, nuestro sistema hormonal puede dañarse ralentizando nuestro
metabolismo, además es muy probable que suframos estos síntomas: perdida de
lívido o deseo sexual, falta de motivación, fatiga y cansancio extremo, pérdida
de fuerza y rendimiento,…
Para finalizar me gustaría
destacar que este artículo va dirigido a la gran mayoría de usuarios de una
sala fitness, sobre todo a los que empiezan a preocuparse por su forma física
poco antes del verano, no va dirigido a gente que compite o sabe lo que hace y
tiene el cuerpo preparado para estos cambios tan bruscos.
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